martes, 5 de mayo de 2015

Como aprender haciendo

Hace unos días en la universidad, tuvimos la suerte de experimentar una lección diferente en clase, divertida, amena, práctica y sobretodo de la que poder nutrirnos como futuros docentes. Aprendimos no sólo lo que el profesor quería transmitir, sino que también fuimos conscientes de como se pueden aprender nuevos conceptos de manera diferente, ya que no hay mejor manera de aprender que haciendo.

Aquella lección consistía en la explicación de la creación de grupos. El profesor entró en clase y todos esperábamos MM`s o lacasitos como siempre acompañados de una explicación, pero no fue así. El profesor traía en sus manos unas cartas y algunos objetos con los que el proyector no se encendería. Nos repartió una carta a cada uno boca abajo mientras no decía que no podíamos darle la vuelta. Después nos explicó que cada carta era un animal, cada animal tenía su pareja idéntica y que todos nosotros debíamos encontrar a nuestra pareja haciendo el ruido del animal que nos hubiese tocado.
Todos estábamos muy ilusionados, como niños pequeños y nos levantamos haciendo ruidos en busca de nuestra pareja. Yo sinceramente no lo hice porque me daba vergüenza pero aún así encontré a mi pareja, gracias a una compañera que se encargó de hacer el ruido del animal que yo tenía en mi carta. Una vez encontradas las parejas, el profesor nos dijo que teníamos que unirnos en grupos de otras dos parejas con algo en común que tuviesen nuestros animales. Ya formados los grupos, el profesor comenzó con una pregunta:

- ¿Quién elige las parejas, los alumnos o el profesor? Hubo muchas respuestas de los dos tipos, pero al final el profesor nos hizo comprender que había sido él el que nos había escogido de una forma peculiar, ya que los que nos sentábamos delante en el aula estábamos emparejados con alguien de atrás del aula, nuestra pareja (referente donde apoyarnos) era chico-chica  y los grupos eran heterogéneos.

Nos planteó otro juego, para que pudieramos conocer a nuestra pareja y poder presentarla delante del grupo con solo una respuesta, éste juego se llamaba PDM (preguntas de mierda), fue curioso porque las preguntas tenían mucha consistencia, eran preguntas que nosotros nunca nos haríamos por falta de un vínculo entre nosotros, lo que provocó que todos nos viéramos con otros ojos, el profesor no sólo nos mezcló sino que consiguió que nos uniéramos.
Después nos pidió que hiciéramos un escudo con cuatro valores que identificáramos de un buen docente y nos pusiéramos un nombre. Mi grupo se llamó Tabula Rasa, los valores eran paz, igualdad, creatividad y conocimiento y así nos presentamos a los demás grupos. Ésta práctica hizo que nos identificáramos con algo común, fortalecer nuestra cohesión, ya teníamos un referente grupal.

Después continuó con otro juego, nos dio veinte espaguetis, una cuerda, una esponjita de chuchería y algo en común para todos los grupos fiso. Con todos aquellos objetos debíamos construir la torre más alta, coronada por la esponjita, compitiendo entre equipos en un tiempo determinado.
Al aviso de “ya” de nuestro profesor comenzamos el reto, estábamos muy nerviosos, pero pensábamos que lo teníamos todo hecho por tener a un ingeniero en nuestro grupo, no fue así, porque al final no sólo el ingeniero aportó sino que todos contribuimos con algo, sujetando espaguetis, yendo a por fiso, comentando sobre puntos de apoyo para sostener la torre, tranquilizándonos y apoyándonos los unos a los otros. Al final, nuestra torre duró dos segundos en pie. El fin de esta actividad era haber establecido una relación de estrategia intergrupal e intragrupal, cooperación y competitividad sana, y se consiguió.

Para no acostumbrarnos a ser siempre los mismos, aumentó nuestro grupo, para practicar otro juego: Pueblo ( es un juego de rol, donde los jugadores representan un personaje, lobo, aldeano, bruja, mago y narrador, quienes tienen una función)
Lo que nos demostró con éste juego es que en un grupo cada persona tiene que jugar su rol, de manera efectiva y dar lo mejor de si misma para obtener resultados.

La última cosa que nos pidió nuestro profesor, después de disipar nuestro grupo, fue un pequeño deseo para nuestro compañero, pareja y referente del principio. Fue curioso leer como un compañero te deseaba algo para el futuro incierto. Espero que a todos se nos cumplan esos deseos.

Para terminar el profesor nos explicó que siempre hay que relajar tensiones, ya que cuando se hacen  grupos, el competir con otros y mantener relaciones con otras personas puede ser motivo de discrepancias.
Para ello nos reunimos en círculo  y nos volvió a dar una carta, que no podíamos mostrar. Aquella carta contenía una figura en movimiento que teníamos que representar. En ese momento nuestro profesor cogió el móvil y se empezó a escuchar “We will rock you”, todos nos miramos, teníamos que seguir el ritmo de la canción con toques en las piernas y palmadas. Cuando todos conseguimos coordinar el movimiento con el ritmo de la música suplimos la palmada por el movimiento que teníamos cada uno en la carta. Y cuando la canción terminó todos aplaudimos con gran entusiasmo y risas.

Así finalizó nuestra gran clase, con la demostración de que si un profesor quiere, las clases nunca serán aburridas. Siempre se podrá innovar, para que el alumno preste atención y aprenda, de una forma divertida.

Aquí os dejo una foto de mi grupo!


No hay comentarios:

Publicar un comentario